Alcohol no ayuda a olvidar

“Nuestro subconsciente aprende y recuerda también, y el alcohol aumenta nuestra capacidad de aprender a este nivel”, explicó el neurobiólogo Hitoshi Morikawa.

Un estudio del Centro Waggoner para la investigación del Alcohol y las Adicciones de la Universidad de Texas (EE.UU.), concluyó que beber alcohol estimula áreas de nuestro cerebro implicadas en el aprendizaje y la memoria.

Según publica el neurobiólogo Hitoshi Morikawa en la revista Journal of Neuroscience, el alcohol “reduce nuestra capacidad consciente para recordar información como el nombre un amigo, la definición de una palabra o dónde aparcamos el coche; pero nuestro subconsciente aprende y recuerda también, y el alcohol aumenta nuestra capacidad de aprender a este nivel”.

En sus experimentos, Morikawa comprobó que la exposición repetida al etanol aumenta la plasticidad sináptica de las neuronas en un área clave del cerebro para la memoria.

De hecho, cada vez es más evidente que la adicción al alcohol y las drogas podría considerarse un trastorno de la memoria y el aprendizaje. De acuerdo con Morikawa, los alcohólicos no son adictos a la experiencia de placer que obtienen bebiendo, sino al contexto psicológico, al comportamiento y al entorno que rodea el consumo de alcohol. Y eso les empuja a repetir.

“Solemos pensar en la dopamina como un neurotransmisor de la felicidad, pero en realidad es un neurotransmisor ligado al aprendizaje”, agregó el neurocientífico.

“Su principal efecto consiste en fortalecer las sinapsis que están activas mientras se libera”, añade. Según Morikawa, cuando tomamos alcohol se estimula el sistema dopminérgico, que “le dice a nuestro cerebro que lo que está haciendo en ese momento es gratificante, que debe ser recordado y repetido”.

Por eso, “cuanto más frecuentemente hagamos estas cosas a la vez que bebemos alcohol más dopamina se libera, y más adictivo se vuelve el conjunto de experiencias y que rodean al consumo de esta droga”, concluye el investigador.

Vino argentino, un buen vino: reconocidos artistas filman comercial

Artistas Argentinos
Artistas Argentinos en la publicidad genérica

ARGENTINO, UN BUEN VINO, busca resaltar los valores de “argentinidad” y “alegría” que son propios de esta noble bebida y posicionar a todos los vinos en situaciones de consumo habituales, cotidianas y placenteras, atendiendo a las aspiraciones, valores y motivaciones de los diferentes grupos sociales.

Estos objetivos se vieron plasmados con claridad en el día de ayer, durante la filmación de la nueva campaña genérica, denominada “SALUD!” que realizaron las agencias La Comunidad -encargada de la estrategia creativa- y La Brújula –al frente de la dirección general- de Ariel Hassan.

Una animada charla entre el Chaqueño Palavecino y La Bersuit, las sonrisas de las damas del rock Hilda Lizarazu y Fabiana Cantilo, el abrazo del Negro Rada con Javier Malosetti anunciaban que la mecha estaba encendida. Es que el Vino Argentino logró reunir a estos artistas y muchos otros: la sensualidad tanguera de Adriana Varela junto a la fuerza de Soledad, la simpatía de Pablo Lescano y el talento de Alejandro Lerner, Baglietto cantando “Naranjo en Flor” junto a Leopoldo Federico al bandoneón, o una zapada con el Chango Spasiuk, Kevin Johansen, Bersuit y el Chaqueño. Todo esto pasó en el rodaje de “Salud!”, la nueva pieza que hablará de todos los vinos argentinos.

El gran anfitrión del día fue Lalo Mir y la producción musical y arreglos estuvo a cargo de Lito Vitale. Este gran brindis contó también con la presencia de El Bahiano, Gillespie, Fernando Samalea, Juan De Benedictis, Daniel Dizzy, Georgina y Beto Hassan.

El vino y la música fueron las grandes estrellas a lo largo de toda la filmación. El vino a través de sus variedades y colores; la música a través de estos grandes artistas que espontáneamente y sin distinciones se unieron para zapar zambas, chacareras y tangos entre escena y escena. El cierre de la jornada marcó un momento único e histórico: una gran mesa, diversa, colorida, unida y alegre, y un gran “Salud!” para celebrar este inolvidable encuentro.

Coordinada por el Fondo Vitivinícola Mendoza en el marco del Plan Estratégico Argentina Vitivinícola 2020, la campaña genérica de Vino Argentino, Un Buen Vino, demostró por quinto año consecutivo que el vino, declarado Bebida Nacional, es parte de la identidad y la cultura de los argentinos.

Sobre el Fondo Vitivinícola Mendoza

Es un organismo público no estatal dedicado específicamente a la promoción del consumo de vinos en el país. Fue creado en 1994 (por Ley Provincial 6216) y en él participan entidades vitivinícolas del sector privado y el Gobierno de la Provincia de Mendoza.

Su Misión es “Promover el consumo del vino en Argentina, la difusión de su cultura y el crecimiento de la actividad a través de estrategias y acciones de comunicación”.

Su política de promoción se basa en una fuerte apuesta a la calidad de los vinos argentinos. De la mano de la comunicación genérica, lleva adelante acciones transversales que procuran aportar beneficios a todos los productos que integran la categoría Vino. En este sentido, se diseñan y ponen en marcha campañas publicitarias multimediales que buscan posicionar al vino en la mente de los consumidores argentinos asignándoles atributos positivos que favorezcan la identificación del producto.

Además, provee datos sobre la industria a instituciones, productores, bodegas y medios de comunicación. Organiza y financia eventos de trascendencia turística, cultural, social y económica de interés para la vitivinicultura.

Qué es la publicidad genérica

La publicidad genérica busca favorecer a un tipo o categoría de producto o servicio, con la particularidad de que no aparecen marcas o nombres de ninguna empresa.

En este caso en particular, todos los actores de la industria vitivinícola se unen para aumentar la demanda total del vino en el mercado interno y en consecuencia, ayudar a su propio crecimiento.

Esta particular forma de hacer publicidad apela a la educación y a la formación de una opinión como método para promocionar un producto genérico. A su vez, se combina con los efectos de las publicidades que realizan las diferentes marcas de una categoría.

La comunicación genérica no remite los mismos beneficios que la publicidad de las marcas, ni puede remplazarla. Por el contrario, funcionan de manera más efectiva cuando ambas operan complementariamente.

La comunicación genérica trabaja sobre los atributos comunes a todos los productos de la categoría que desea comunicar, con lo cual puede otorgar beneficios a todas las marcas.

A nivel global, este tipo de publicidad es muy utilizada en productos agrícolas y se conocen antecedentes y experiencias para la leche, los jugos naturales de frutas, el queso, la manzana, el huevo, además del vino

La campaña genérica “Un vino, mil charlas” ganó el premio Lápiz de Bronce

Un prestigioso jurado reunido por la editoria Dossier otorgó el premio Lápiz de Bronce a la campaña del Vino Argentino que coordina el Fondo Vitivinícola Mendoza y que tiene por objetivo promover el consumo genérico de esta bebida en el mercado interno. La campaña fue reconocida como uno de las mejores activaciones en relaciones públicas para Internet y Televisión, según destaca entre los fundamentos del premio.

El caso “Un vino, mil charlas”, de la campaña genérica “Vino Argentino” que lleva adelante Fondo Vitivinícola, fue distinguido con el Lápiz de Bronce, un premio referencial en el ámbito de la publicidad y el marketing.

Profesionales del área de Relaciones Institucionales de empresas de todo el país y líderes de consultoras de Relaciones Públicas, eligieron esta campaña creada por la agencia BBDO para los vinos argentitos como una de las mejores activaciones de relaciones públicas para Internet y televisión. La editorial Dossier, fundada por Jerry Goldemberg, se encargó de reunir como todos los años al prestigioso jurado.

La campaña genérica que busca promover el consumo de vino argentino en nuestro país, generó en 2010 la publicidad “Un vino, mil charlas”; como parte de la estrategia, el Fondo Vitivínicola creó un sitio en el que la gente podía generar sus propios comerciales y fue así que en pocos días, más de 10.000 usuarios crearon sus propias charlas en torno al vino.

“Las repercusiones de la campaña “Un vino, mil charlas” fueron muy buenas mientras la campaña estuvo en los medios y en internet. En televisión, fue una pieza definitivamente diferente. En Internet nos sorprendió la respuesta especialmente del público más joven que se enganchó con la idea de hacer sus propios comerciales, de subtitular el video y también aparecieron foros de publicidad que debatieron sobre el comercial, además de los miles de seguidores en Twitter y Facebook. Toda una viralización inesperada pero muy positiva. Definitivamente, la campaña ayudó a darle más visibilidad al vino y traccionó en la recuperación del consumo del vino”, comentó José Luis Lanzarini, presidente del Fondo Vitivinícola Mendoza.

“Un vino, mil charlas” se posicionó positivamente en redes sociales como Facebook, Twitter y YouTube y a través de la interacción, principalmente con jóvenes, el vino se unió a atributos como el encuentro que genera cada vino, la relación de esta bebida con nuestra cultura y con la argentinidad.

Carlos Pérez, director de BBDO Argentina aseguró que “el vino es la única bebida alcohólica que tiene la capacidad de generar mil charlas cuando reúne a la gente. Otras, generan euforia y gritos, pero el vino invita a compartir y a conversar”.

La campaña “Un vino, mil charlas” generó 4 versiones diferentes para TV; 70 versiones diferentes enviadas a periodistas especializados; 100 versiones compartidas vía Twitter y YouTube; 300.000 visitas a la web Unvinomilcharlas.com; más de 10.000 nuevas versiones del comercial ralizadas por la gente (se convirtió en el caso de User generated Content más importante de Argentina); por día se generaron 70 nuevas versiones y 65 horas por día de conversaciones sobre el vino; en Twitter, “Un vino, mil charlas” llegó a ser Topic trendy apenas apareció en esta red. Conclusión: el vino se convirtió en un gran tema de conversación.

Los otros premiados
La activación de PR para el lanzamiento de la aplicación Twitter para Blackberry fue elegida como el Lápiz de Oro 2010 de RRPP. El Lápiz de Plata fue para Latitud 33 y Feedback PR, y el segundo Lápiz de Bronce fue para Berocca y Ver y Comunicar.

Vino: sacrificio y ceremonias

La ofrenda de los productos de la tierra a la divinidad se consideró siempre como el medio más seguro para obtener sus gracias.

Desde que el vino se convirtió en el producto de oferta más común la libación acompañó todos los actos del culto antiguo y los sacrificios cruentos o incruentos, presenciando los actos más importantes de la vida de los humanos, animó fiestas y ceremonias.

Después del banquete, los huéspedes, sobre todo de los banquetes romanos, se entretenían hasta muy tarde en el simposio, donde conversaban, recitaban versos, filosofaban, bailaban y hasta se emborrachaban.

Cualquiera que fuese la finalidad del simposio, seria u orgiástica, en su preparación debían tenerse en cuenta numerosas normas. Además de las ya recordadas referentes a la técnica vitivinícola, las vides con las que se elaboraba el vino “capaz de permitir un brindis con los dioses”, no debían haber sido tocadas por el rayo ni haber servido para un ahorcado.

Leyendas romanas y griegas

“Vino, Baño y Venus desgastan el cuerpo pero son la verdadera vida”, rezaba un proverbio tan antiguo como los placeres que invoca. Y es que el vino forma un todo con el hombre y con la historia de la cultura por la poderosa y sostenida fascinación que ha ejercido en cada uno de los actos cotidianos a lo largo de los siglos.

El vino también era una bebida divina para los antiguos fenicios, los griegos y los romanos. Dionisio y su homólogo romano, Baco, eran grandes amantes del vino. Y el

vino fue también un aspecto intrínseco en ceremonias religiosas y paganas del mundo antiguo.Los dioses del vino eran muy venerados por sus poderes embriagadores y afrodisíacos. Homero describió algunos de los vinos cultivados en el norte de Grecia con uva moscatel como “dulces como la miel” Se organizaban fiestas y orgías en honor a los Dioses, en las que abundaba el vino, los manjares y los placeres sexuales. El vino se asociaba en el mundo clásico con el amor y el disfrute carnal, pero también con la tranquilidad, el descanso y el alivio.
Su creación está rodeada de leyendas, una de las leyendas griegas le atribuye a Dionisos la idea de cultivar la vid y extraer de ella el vino, conquistó Asia hasta la India con un ejército de músicos y bailarines que danzaban y ofrecían vino… se puede interpretar como una alegoría mitológica del poder cultural del vino.; otra dice que fue descubierta por el pastor Estafilo que encontró a una de sus cabras comiendo los frutos de una planta, tomó los frutos y se los llevo a su amo, Oinos, quién al colocarlos en un cuenco, extraerles el jugo y beberlo comprobó que se regocijaba cada vez que lo tomaba.
Cuenta la leyenda persa que de las semillas que un ave dejó caer a los pies del rey Djemchid nacieron plantas que dieron abundantes frutos y que al beber su favorita el oscuro jugo fermentado de estos frutos se durmió profundamente y al despertar se sintió curado y feliz. Entonces el rey nombró al vino Darou é Shah (“el remedio del rey”). Cuando su descendiente Cambises fundó Persépolis los viticultores plantaron viñas alrededor de la ciudad dando origen al célebre vino de Shiraz, ciudad próxima a Persépolis.
También los romanos demostraron un gran interés por la calidad del vino y por definir cuáles eran los mejores viñedos. Vemos aquí un origen de la asociación clima + terreno tan usual en los cánones de calidad para el vino en el Viejo Mundo.

Expansión del Viejo Mundo al Nuevo Mundo…
Tras la conquista romana el cultivo de la vid se generalizó en todo el territorio del Imperio y la fabricación de vinos se convirtió en una fuente de riqueza especialmente en la Galia Narbonnaise (sur de Francia), en el Gaillac, en el Este francés y en el Hermitage, sobre el Ródano, convirtiéndose las Galias en el centro del intercambio y la venta de vinos hacia todas las zonas europeas.

Después de la caída del Imperio Romano, en Europa el desarrollo de la viticultura y de la enología corrieron a cargo de los monjes cristianos, que pusieron mucho empeño en mejorar todos los sistemas de elaboración de vino, aprovechando para ello los viñedos heredados de los romanos. No es casualidad que las regiones con mayor tradición vinícola en Europa, suelen ser también las que tenían mayor concentración de monasterios y enclaves religiosos.

Podemos ver también hoy como muchas bodegas (algunas de ellas muy recientes) recurren a nombres latinos para sus vinos, o rehabilitan o usan comercialmente antiguos edificios, monasterios o abadías, ubicados entre sus viñedos.

Francia, Italia y España son los grandes productores y exportadores de vino desde el Medievo. Para el hombre medieval el vino era un producto de consumo habitual y hasta necesario, ya fuere como aporte calórico, ya fuere como para que su grado alcohólico ayudara a conservar y a eliminar algunas bacterias.

Se atribuye a Pierre Pérignon el hecho de haber introducido el vino en las primeras botellas con corcho, pero fue en esta época cuando hubo grandes plagas de filoxeras que atacaron a los viñedos y dejaron a Europa sin apenas producción.

A partir de 1863, la viticultura europea fue devastada por la filoxera, que mata las vides atacando sus raíces. La plaga tuvo su origen en América, y fue en América también donde surgió la solución a partir de 1880: el injerto de variedades europeas de vitis vinífera sobre raíces nativas de América, resistentes a la filoxera.

También La champaña fue descubierta en la edad del renacimiento por el equipo de la abadía del monje Don Perignon pues se había dado una clase de los llamados “vinos locos”, que se volvían muy burbujeantes en el vaso. Pero los monjes; al no conseguir que las burbujas desaparezcan por la fermentación espontánea en la botella a pesar de todos sus intentos dejaron de tratar de eliminar las burbujas y así nació este vino tan preciado y costoso.

En el siglo V ya se conocían distintos tipos de uvas y con ellas hacían los vinos blancos, tintos o dulces.

Ya en el siglo XIX, el vino sufría alteraciones y se fermentaba causando grandes pérdidas. Los vinos de una misma producción, guardados en toneles iguales, envejecían de distinta forma.

Hasta que Pasteur, en 1859, descubrió en un tonel que estaba recubierto de pintura, que el aire no penetraba en él y el vino necesita del aire para fermentar adecuadamente.

Se sabía desde tiempos remotos que algunos vinos son buenos para beberlos recién fermentados, otros ganan extraordinariamente con los años dentro de un tonel de roble. De allí la importancia de poner en marcha una serie de estudios y observaciones del comportamiento de los vinos para llegar a obtener los mejores resultados